Entradas

Mostrando entradas de abril, 2020

Los supersónicos: de la edad de piedra a un futuro que ya llegó

Imagen
Por, Diana L. Ortega | Son una familia que rara vez discute, vive en los cielos, no tiene vecinos, solo trabaja el papá tres horas al día, tienen robot doméstico, un perro que ya casi habla perfectamente y la tecnología maneja sus vidas. Así son  Los Supersónicos, un prototipo de hogar del año 2062 creado para una serie animada en los sesenta por William Hanna y Joseph Barbera , dos estadounidenses de papás inmigrantes, quienes se conocieron en 1937 mientras trabajaban en los estudios de Metro Goldwyn Mayer (MGM), una compañía estadounidense de producción y distribución de películas de cine y programas de televisión. Estos dos hombres crearon 20 años después  Hanna-Barbera, el estudio de televisión más exitoso en ese tiempo . Gracias a ellos surgieron series como  Los Picapiedras ,  Scooby-Doo ,  Los Pitufos ,  Don Gato , el  Show del Oso Yogi  y  Los Supersónicos . Estas series llegaron a Colombia por diferentes productoras, en el caso de Los Supersónicos, en los años noven

Mononoke, la princesa que inspiró a Quimbaya Studio

Imagen
La película de la princesa Mononoke es una producción de Studios Ghibli y trata sobre la lucha de los animales del bosque contra hombres que quieren destruir la naturaleza. Esta producción llevó a los artistas de Quimbaya Studio a desarrollar la idea de cartel que nos presentan: “El concepto es la cultura pop, en este caso un personaje de la película Mononoke Hime, ella es la princesa Mononoke guardiana del bosque, con unos detalles de mujer embera.” Los embera, son un pueblo amerindio que habitan en la región del pacífico y zonas adyacentes de Colombia, también al este de Panamá y el noroeste de Ecuador. Sígan a Quimbaya Studio en Instagram, búscalos como  @quimbayastudio. Pueden ver la película haciendo  clic aquí .                                                                                *Nota publicada originalmente en lacebraquehabla.com

Tom Sawyer en tiempos de cuarentena: el discreto encanto de la desobediencia

Imagen
Los nacidos a finales de los setenta y mediados de los ochenta del siglo XX recordarán la serie de ánime Las Aventuras de Tom Sawyer, esos dibujos animados en los que un muñequito de amplia sonrisa, cachetes chapeados, blanco, flaco, pelo rojizo abundante, que andaba con pantalón de tirantes y sin zapatos, llegaba tarde a la escuela y siempre tenía  a mano los juegos más divertidos del mundo. Ese personaje, salido del mundo de la literatura para entronizarse en el cine y el cómic, nos tenía pegados a los rústicos televisores a color una vez por semana durante 24 minutos y nos dejaba con la boca abierta con las ocurrencias que tenía, cuando nosotros estábamos entre los 9 y los 12 años, más o menos. No me dejarán mentir los de mi generación. ¡Quién no quería ser Tom Sawyer! Un niño que le valía madre lo que la voz de la autoridad dijera. Solo pensaba en las aventuras que iba a tener hoy con su mejor amigo Huckleberry Finn o en las estrategias para que Becky le prestara atenci